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¿Posmachismo?        ¡Conoce qué es, dónde está e identifícalo!

El posmachismo es un modelo mental que se expresa con normalidad en el espacio mediático, principalmente a través de comentarios y conversaciones que minimizan la violencia machista —sostiene que ”lo que existe es violencia entre personas”—, o invalidan la violencia contra las mujeres igualándola con aquella hacia los hombres —“a nosotros también nos matan”.

Fue acuñado como tal en 2009 por diversos autores que reconocían la necesidad de analizar las interacciones y contenidos en el espacio mediático asociados a los debates de género.

Se le identifica como un fenómeno ideológico característico de la Transmodernidad —con su lógica de fragmentación del discurso y la posverdad—, abiertamente confrontatorio del discurso posfeminista, a su vez de enfoque radical y que reivindica la hegemonía de las mujeres.

El posmachismo plantea una inversión jurídica entre la persona agresora y la víctima, al sugerir que las leyes y los discursos legislativos impulsados por los movimientos feministas en realidad benefician a las mujeres en detrimento de la igualdad entre todas las personas, y particularmente entre hombres y mujeres. Es por esto que se reivindica como defensor de un sistema igualitario y un dique ante una nueva hegemonía histórica y política de las mujeres.

Para profundizar en los tipos de discursos posmachistas y las conversaciones que se articulan a partir de ellos, no te pierdas ”La cultura mediática y el discurso posmachista: análisis retórico de facebook ante la violencia de género”.

Además, te comparto aquí un análisis de la contra-narrativa posmachista que acusa a la ley sobre violencia de género en España de producir desigualdades sustantivas: “Discurso visual posmachista en Twitter: análisis multimodal de la iconicidad de la victimización”.

Paradójicamente, la postura posmachista se asume como “aliada” de los discursos feministas, en tanto que reconoce la desigualdad social —cosa que el machismo niega, justifica y descalifica—, pero al mismo tiempo se revela antagonista al proponer que las luchas feministas confieren poder asimétrico a las mujeres sobre los hombres. Es decir, por un lado promueve la igualdad y se posiciona contra el machismo, pero por el otro invalida las luchas feministas acusando a las mujeres activistas de querer imponer su visión de la realidad.

Desde una postura feminista conviene visibilizar el enfoque posmachista para identificar y cuestionar comentarios y conversaciones, contenidos y perfiles —desde fotos, tweets, hashtags y challenges, hasta personas, campañas, colectivos u organizaciones— que contribuyen a perpetuar el orden social machista.

Esto da especial relevancia a la necesidad de análisis, discursos y estrategias que incorporen y entiendan el espacio mediático no como un espacio neutro, secundario o alterno a la conciencia social, sino como uno que llega a reconfigurar políticamente las relaciones de poder, las dinámicas de convivencia y los modelos mentales prevalecientes.