Bye, 2022: Saturados, estresados… ¿y ‘realizados’?

Si me das a elegir entre tú y la pereza,
con esa grandeza que lleva consigo…
Manu Chao
¿Lo han notado? De pronto, resulta que estar súper estresados y saturados es símbolo de estatus: una reunión tras otra, correo tras correo, una notificación tras otra, el Calendar colapsado, nuestra atención en dos o más lugares. ¡Qué importantes somos! ¡Qué productivos! Y qué cansados estamos.
Para mí, por ejemplo, 2022 ha sido particularmente agotador, quizás porque después de dos años de pandemia las rutinas y los hábitos que parecían temporales se volvieron permanentes: el trabajo desde casa, la virtualización de nuestras interacciones y una mayor exigencia de velocidad en el ritmo laboral.
Y no creo ser el único. En mis redes sociales resurgió un artículo ¡que ya había sido viral hace 5 años! El título es elocuente: “Ahora uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose”. Aquí se los dejo, es una entrevista con Byung-Chul Han.
Recuerdo que hace cinco años ese mismo artículo fue mi puerta de entrada a la obra de este fascinante filósofo surcoreano; aunque entonces me dejó conmocionado, no tanto como la relectura que hice ahora (al menos de los subrayados que ya tenía), luego de vivir dos años que transformaron nuestra relación con el trabajo.
Lo veo con clientes, proveedores, amigos, colegas, familiares; sobre todos nosotros sobrevuela la sombra de lo que Han llamó “los Prometeos cansados”.
En La sociedad del cansancio, librito suyo de apenas 79 páginas, plantea esta idea intimidante: hoy las personas somos “sujetos de rendimiento” “que se violentan a sí mismos, que están en guerra consigo mismos”, “que se creen en libertad pero se hallan tan encadenados como Prometeo”.
Para esta analogía retoma el mito del titán que por robar el fuego a los dioses fue condenado a que cada noche un águila le devorara el hígado, para al día siguiente regenerarse y así, en un tortuoso e incesante ciclo. Hoy, dice Han, a los modernos Prometeos ya ni siquiera nos hace falta el águila: nos devoramos a nosotros mismos “en una relación de autoexplotación” y “el dolor del hígado es el cansancio”.
Las consecuencias son evidentes, como añade: “La depresión, el estrés o el burnout son infartos psíquicos causados por un exceso de productividad”. ¿Les suena? ¿Qué hacemos contra eso? ¿Cómo nos liberamos?
‘El cuidado en el centro’
Uno de los recursos más valiosos con los que me he topado surgió de una consultoría que otromexico, sc, brindó al Fondo de Acción Urgente de América Latina y el Caribe (FAU-AL) en 2019. No solo fue una experiencia enriquecedora, donde nuestro equipo aprendió montones, sino que nos permitió conocer su “apuesta ética y política” sobre el cuidado, plasmada en el libro digital El cuidado en el centro (versión PDF disponible aquí).
Ante la presión constante de la hiper-productividad, el FAU-AL plantea que “el cuidado es una interrelación, una manera de reconocer la interdependencia de todo lo existente: Somos y estamos en la red vital de la cual hacemos parte. Lo expresamos a través del alimento, el abrigo, la palabra, el silencio, los apapachos, el abrazo, la caricia, los afectos”.
Y reivindica dos postulados:
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“El cuidado es cotidiano: está en cada acto, en cada gesto pequeño o grande de extender la mano para acompañar, abrazar, acoger, estar en la vida. El cuidado es tan vital y necesario como respirar y alimentarse”
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“El cuidado pasa por el cuerpo: Lo que nos sucede, nos afecta y conmueve se expresa en el cuerpo. Las palabras, los afectos, el alimento, la respiración, los pensamientos, las emociones, lo que decidimos, lo que nos hace daño o lo que requerimos para estar bien se manifiesta en nuestra salud y en nuestra capacidad para el disfrute y el goce”
Realmente una lectura reconfortante, inspiradora y revitalizante. ¡Imperdible!
Abrazar la pereza
Y ya como para redondear nuestras reflexiones en pleno cierre de año, acá les dejo un artículo complementario al de Han: “Descansar está mal visto: el arte perdido del reposo”, de Use Lahoz, quien reivindica la pereza, el reposo o la quietud como “una suerte de reposo del alma”, “el puro disfrute de una presencia”, y nos remite a otro ensayo de la Psyche Guides, “How to rest well”, del cual cita: “Al igual que los nadadores y los monjes budistas aprenden a utilizar la respiración para mantener la energía o calmar la mente, las personas ocupadas deben aprender a descansar de forma que los ayude a recargar sus baterías mentales y físicas, y a obtener una ráfaga de visión creativa”.
¡A perecear, pues! ¡Nos vemos en 2023, recargados 🏃👋